Poema de Lynette Mabel Pérez
Los olvidados
Son los olvidados de este mundo,
aquellos a los que nadie envía postales,
los que los ateos no visitan,
por los que los cristianos no oran,
los que yacen, olvidados de sus hijos.
Son los borrados de esta ciudad,
solemnes como una bata blanca
en un hospital de Mayagüez,
puros como la nieve que cae
en las aceras blancas de Chicago,
tristes como un salmo agrio,
de esos que son difíciles de tragar
porque no los acompaña el amor.
Los hay que andan proscritos,
inermes, desabrigados del abrazo
en unas navidades demasiado largas,
cuando quizá el próximo día
sea el de su muerte.
Son los incorpóreos
y hoy respiro de su aire
mientras las letras se secan en mi boca,
por eso hoy les escribo,
sentada, sola, en un rincón de la sala,
antes de que el reloj
empiece a contar los días.
Son los invisibles,
aquellos que no se sientan a la mesa
porque esta está vacía,
en contraste con las iglesias,
que están tan llenas,
que rebosan de milagros
que se derraman como un cordero
mientras las gentes cuentan las uvas.