Poema de Miladis Hernandez Acosta Mila
Eclipse de Nueva York
Desde el puente veo un eclipse que nos envuelve
Es fácil ver desde cualquier puente
Un eclipse transfigurando el vulnerable cielo.
Yo frágil como el viento en pleno ejercicio
De la luna y el sol –oscuro- recoveco
Vaivén de espectadores-aglomerados-
Alrededor de una mancha gigantesca y el lastre
De una multitud varada en el sesgo de aguas
Que van por debajo del puente que une o des-une
Según el conte(nido) del asunto. Vigilia cansada
De arremeter contra muelles donde soy esa niña –diminuta-
Con su refinamiento habitual queriendo acoplar con el gentío
Mancha gigantesca a la deriva. Hacinamiento o enlace
Del exilio que llevamos con ligamentos. Me gustaría pensar
Como piensa un emigrante o una soldadesca. Vocación
Que tenemos de volcar la agonía sobre cualquier montículo
Refinería del calostro que perdemos.
Manzanas de tiendas al sur de Nueva York
Se venden abrigos lujosos. Al norte perros
De orejas blancas. Olfato sutil para mí
Al final nunca me sirve nada
Ni en los pies que se sostienen
Sobre ese puente que he soñado
Como único indicio de movernos un poco más hacia delante.
Sueño quizás con eclipses y puentes transversales
Recorrido de ida o de vuelta hacia una señora llamada libertad
Con forma de estatua opulenta con fieros guantes
Contra el frío solaz de las naciones
Sombra de la corona solar que se escurre
Dentro la luna y me espanta
Como mismo hace un hombre cuando abro mis piernas
Como mismo un eclipse puede verse desde cualquier
Otro rincón del Universo con avanzados catalejos
Con los cuales veo que, tanto la libertad
Como el amor es cosa de inocentes.