Poema de Marcia Batista Ramos
Los poemas de Alejandra
In memoria de Alejandra Pizarnik
El tiempo se acumuló desde la infancia triste
hasta lo que quedaba de los días.
Los miles de pedacitos que poblaban sus días y noches,
tenían nombre y apellido, se llamaban tristeza y miedo.
Pudo verlos frente a frente
en la habitación cuando estaba sola.
Escurrieron del techo por las paredes
y fueron todos hacia ella como hormigas disciplinadas.
(Hasta fue enternecedor su paso lento).
Cuando le alcanzaban,
hacían temblar su pequeño cuerpo,
erizaba su pelo corto y abría más sus ojos alucinados.
Entonces ella buscaba la forma de escapar…
Y medio paralizada, sintiendo que ya no podía más;
y consciente de que el dolor consumía lo que le restaba de cordura: ella escribía un poema.
Tal vez, para salvarse.